Entrevista a Héctor Bometón, creador de «Mierdecitas»
«Todo el mundo al final está buscando lo mismo. No hay más que entrar en cualquier red social»
Ainhoa Maestu y Pablo Gastaldi
Héctor Bometón es más conocido por su blog Mierdecitas y sus cuentas en redes sociales, en las que se dedica a hacer viñetas, haikus, poemas y relatos desde el humor absurdo. Lleva dos libros publicados y es de esos fenómenos de internet que golpean fuerte. Algunos le endosan la etiqueta «posthumor» pero a él le da bastante igual.

Desde que empiezas a hacer creaciones en internet, ¿cómo resumirías brevemente tu trayectoria hasta ahora?
Empecé con el blog en agosto de 2011 y pasó un tiempo en el que no recibí mucha atención. Al principio no había apenas visitas, yo tampoco le daba excesiva publicidad porque tampoco pensaba que la gente pudiera estar demasiado interesada. Pero a partir de un año después, cuando me di cuenta de que Twitter, aparte de utilizarlo como escaparate para recordar que el blog se había actualizado, también podía poner ideas, hubo un repunte de seguidores y de atención. Realmente no tengo una cronología clara, no puedo decirte «A partir de tal fecha…». Sé que ha sido todo muy natural y muy gradual, no ha habido puntos de inflexión. Lo de los libros es muy reciente, fue a finales de 2014, y es en el único momento que vi que esto despegaba un poco más, que era algo más serio. Parece que, si ya te buscan para publicar en papel y sales de internet, la cosa se pone más seria.
He hecho alguna colaboración con revistas digitales, con Torres y Reyes cuando me llamaron para lo de los gifs, por ejemplo, pero siempre cosas muy esporádicas. Hace mucha ilusión que te avisen para un programa de la tele, y de La 2, pero ahora lo recuerdo como algo anecdótico ya que lo que hacía ahí no tenía mucho que ver con lo que publicaba en el blog o lo que ponía en Twitter. La gente, que me agregaba porque había escuchado lo de «Mierdecitas», me agregaba porque le molaba el «pixel art». Luego, cuando ponía mis paridas era como «Pero este tío…».
¿Cómo vive un artista el mundo del meme? ¿Son muy áridos los páramos de internet?
A mí me gusta mucho el meme, lo que no me gusta es que se alargue tanto la broma. Cuesta darse cuenta de que ya ha dejado de tener gracia. Al principio son todos muy graciosos pero luego, al menos a mí, cansan. Pero la gente puede tirarse meses. Aún hay gente que publica cosas de Julio Iglesias. De todas formas es algo que disfruto como espectador. Yo tampoco exploto mucho lo del meme, pero sí me gusta.
¿Tiene algo de peculiar el tránsito de internet al libro analógico?
Yo sí, porque me encontré que me tenía que plantear cosas en las que no había pensado. Una de las cosas que más me obsesionaba era que en el papel hubiera material inédito, porque suponía que la mayoríade la gente que lo compraría eran personas que ya me seguían. Al final el comprador es alguien que ya había visto mi trabajo. Me preocupaba dar material nuevo porque me pongo del lado de los compradores y pienso: «Hombre, ya que me estoy gastando el dinero, no quiero ver las mismas viñetas que ya he visto». Por otra parte me encontré con gente que me reclamaba que en el libro estuvieran viñetas que les gustaban especialmente y que les hacía ilusión tenerlas, el fetiche del papel y tal. Con el segundo decidí meter todavía más material inédito.
¿Te tembló el pulso a la hora de poner un «LOL» o un «xD» en un libro?
No. No es algo que yo utilice en el día a día, decir «LOL» y tal, pero en ciertos momentos sí que es gracioso. Además, como soy nativo de internet, mi contenido ha nacido ahí, creo que es el lenguaje natural. No está de más un «LOL».
¿Identificas temas que más te inspiran o que más has trabajado en tus dos libros?
No lo he hecho de una manera consciente, pero sí que luego revisándolos o porque alguien me lo ha dicho me he dado cuenta de que había repeticiones de temas. Pero no era nada buscado. Si una tarde me da por poner «ideas de películas indies», por decir algo, a lo mejor de ahí saco una retahíla de cuarenta, y luego de eso rescato dos que meto en el libro. En el libro hay repeticiones de temas pero porque aquel día me centré en un contenido concreto, en un tema, y exploté ese tema hasta que ya no se me ocurrió nada más. Aparecen cosas que pueden parecer que son obsesiones mías, pero nada más lejos.
Respecto al feedback que recibes de tus lectores: ¿a cuántos haters o cuñaos invitarías a una cena romántica?
No tengo así a nadie fichado en concreto. De hecho no tengo muchos haters. Siempre aparece algún hooligan por ahí que no le gusta lo que haces y que tiene mucho tiempo libre, el suficiente como para dedicar unos minutos a insultarte y a dejarte un comentario en el blog. Pero, por fortuna, en mi caso nadie se ha excedido más allá de decirme: «Lo que haces es una mierda», «Esto no tiene gracia» o «Esto me ha ofendido».
En entrevistas recientes comentabas que El Club de la Comedia no te hace demasiada gracia, y también decías que la idea de que «El humor es una cosa seria» es una tontería.
No tengo una teoría al respecto, no dedico mucho tiempo a intelectualizar lo que yo hago. Me sale todo de una forma muy natural, son ideas que yo tengo y las pongo, pero no le dedico tiempo a analizar qué hay detrás de ello. El humor es importante. Todo el mundo al final está buscando lo mismo. No hay más que entrar en cualquier red social. La gente sólo está compartiendo o cosas de política para cabrearse, o memes, o el último video viral, o haciendo coñas, comentarios irónicos… Y cualquier persona que se haga una cuenta de Twitter ya es humorista, o se cree humorista.
Es cierto que luego la gente tiene la sensibilidad como muy a flor de piel. Últimamente escucho mucho esto de que «Hoy en día no puedes hacer bromas con nada…». Yo no creo que sea hoy en día, yo creo que ha sido siempre. Me han preguntado a veces por lo de «los límites del humor». Yo no me dedico a hacer humor negro en sí, es decir, no busco la provocación, no es mi objetivo. Cuando hago una viñeta puedo ofender a alguien pero no es lo que buscaba cuando la hice, yo quería hacer un chiste sin más.
Hace poco decías que estabas un poco harto de viñetas, ¿hacia dónde te gustaría dirigirte próximamente?
No tengo una meta fijada, un sitio concreto al que quiero ir, pero con las viñetas pasan dos cosas. Primero, que me lleva mucho tiempo hacer los dibujos y no disfruto haciéndolos, me da mucha pereza ponerme con ellas. Con la publicación del libro estuve una temporada encerrado haciendo muchos dibujos seguidos y me quemé muchísimo. De hecho ahora estoy haciendo simplemente una viñeta al mes y porque tengo una colaboración; si no, no haría ni eso. Algunas ideas son más impactantes con el formato de viñeta, pero funcionan igualmente en forma de poema, de tuit o de pequeño relato. Si veo que de esa manera también funciona y a mí no me apetece dibujar, no lo hago.
Segundo, lo que he hecho en el segundo libro de meter más textos y más poesía que no es seria, pero que no es explícitamente cómica, que puede ser interesante o que la idea que te plantea te hace pensar, ahora mismo me interesa más. No quiere decir que deje de lado el humor porque ahora quiero ser artista, ni mucho menos, pero en estos momentos me estimula más hacer ese tipo de cosas. Y me parece absurdo autocensurarme u obligarme a hacer algo que no me apetece simplemente porque haya gente que esté esperando que haga una viñeta. Que eso tampoco significa que dentro de cuatro meses me apetezca otra vez y me ponga a hacer viñetas otra vez, no lo sé.
Si tuvieras que ubicarte en un gremio, ¿te ves más cerca de «gente de internet» (youtubers, personajes de Twitter…) o de otros humoristas o artistas?
No es que rechace las etiquetas, es simplemente que si me pongo a pensar en «humorista», en tanto que vengo haciendo humor, imagino que no es desacertado. Pero yo no me siento humorista como si fuera mi oficio. Más todavía cuando no me estoy ganando la vida con eso, sino que es algo que tengo en paralelo a mi trabajo real. No me siento 100% identificado con esa etiqueta pero tampoco me siento incómodo. Si alguien quiere mojarse menos y me dice dibujante, okey también. Y si quieren ponerse un poco más floridos y dicen artista, pues adelante. Aunque ésa es una etiqueta que asusta mucho, pero creo que hay que perderle un poco el miedo porque no tiene siempre esa connotación de algo elevado. Que se refieran a mí como artista no significa que esté al nivel de Picasso. Yo no sabría decirte qué etiqueta me define. Y supongo que hay varias que todas juntas o por separado pueden valer.
¿Se crea cierto compañerismo con otra gente que publica en internet?
Sí que he conocido a través de la actividad que tuve con el blog a personas de este círculo de gente que… Quería terminar la entrevista sin decir posthumor, pero al final me va a tocar decirlo. Gente que orbita a través de esta palabra que luego se han convertido en amigos cercanos. No es una cuestión de endogamia, es más una cuestión de simple afinidad. Gente que hace cosas similares a las que tú haces y gente a la que tú sigues porque te gusta lo que hace, y al final se converge ahí y surgen esas relaciones.
No es que tengáis un saludo secreto por la calle…
No, ni mucho menos. Tampoco es que estemos todo el día juntos y pensando cosas que hacer y colaboraciones, es algo mucho más natural.
Publicas mucho contenido de forma gratuita por internet que luego es editado en libros con licencia comercial. ¿Crees que la cultura debe circular libremente?
Me faltan datos para darte una respuesta seria sobre eso, porque es un tema muy complejo pero a priori yo diría que no. Yo diría que la cultura debe ser accesible. Lo más accesible posible. Yo me he descargado películas como todo el mundo porque me parecía que las alternativas eran una pasada: pagar nueve euros por ir al cine. No me parece que estén al alcance de todo el mundo ni que sea un precio razonable. No hay nada más que ver, cuando han salido cosas como Netflix, que la gente está dispuesta a pagar, que a lo que no estaban dispuestas es a que les estafaran.
Cuando te sientas delante del ordenador, ¿tienes alguna rutina?
La rutina sí que la tengo muy marcada. Me levanto pronto, miro si tengo correos de trabajo, contesto correos personales y me pongo a trabajar. No hay más, una rutina muy poco espectacular. Y la tele, siempre con la tele. Siempre con Ana Rosa, la que me hace compañía por las mañanas.
Tus dos libros de Mierdecitas te los prologa alguien de Canódromo Abandonado. ¿Por qué? ¿Quién es esa gente?
Son Julián, Lorena y Aaron, y yo creo que de toda la gente del mundillo son los que más me fascinan. Es envidia sana lo que tengo, porque me gusta todo lo que hacen. Tanto los tuits que escribe Julián, la serie que ha hecho Lorena, la música que hace Aaron, la obra de teatro que hicieron, el largo de Bruce Lee… todo me parece genial. Y creo que casan bien con lo que yo hago. A pesar de que no es exactamente igual sí que hay algo en común ahí, y creo que eran los más indicados.
Unas preguntas rápidas para contestar sin pensar:
¿Una canción?
APM? o Intereconomía:
Me río con los dos, pero APM?. Es que Intereconomía ya no lo disfruto ni irónicamente, no puedo verlo con distancia. Simplemente me pone de los nervios.
Rappel o Aramis Fuster:
Aramis, porque está mucho más loca. A Rappel todavía no se le ha ido la pinza. Bueno sí, pero es que con Aramis Fuster me vienen a la cabeza las imágenes de cuando se rapó en directo. Es mucho más diva que Rappel. Aunque Rappel también es diva, pero es más showman Aramis.
Sinde o Teddy Bautista:
Ahí sí que me has pillado. Voy a decir Sinde porque fue una de las que hice retrato para ella en Torres y Reyes y le gustó mucho, entonces me cae un poquito mejor.
Les Luthiers o Monty Python:
Me gustan mucho los dos pero creo que me quedaría con Monty Python.
Face swap u hostia bien da:
¿Ves? Con lo de los memes que he dicho que me canso enseguida, lo del face swap todavía me hace un poco de gracia, me voy a quedar con eso.
Pablo Iglesias o Miguel de Cervantes:
Cervantes, pero porque… Me gusta Podemos, pero Pablo Iglesias… le pillé un poco de asco y ahora otra vez me cae un poco mejor.
¿Un vídeo?
No he podido decidirme:
Entrevista completa con preguntas inéditas: Juego de Manos con Héctor Bometón
[…] Hay gente que nunca llegarías a saber de ella si no fuera por Internet, como Molg H., o Mierdecitas o gente así, que no habría visto sus dibujos en la vida si no estuvieran en […]